
¿Qué es la libertad sin un poco de equidad?
En los últimos años he escuchado de todo sobre lo que significa ser libre, especialmente a raíz de ciertas ideologías que lo reducen a la existencia o no del Estado. La verdad es que he pensado mucho en esto, pero creo que la libertad que vivimos día a día no debería limitarse solo a lo que dicen los grandes pensadores, sino también a lo que cada uno experimenta en su propia vida.
Mientras más observaba mi entorno y veía a los niños en la calle, pensaba en cómo, al terminar las clases, gozaban de la libertad de hacer lo que quisieran, de dedicarse a lo que les gustase. Pero, por otro lado, me preguntaba si de verdad llegarían a ser libres si no contaban con todas las herramientas que les brinda la escuela y la educación. Por ejemplo, si uno de esos estudiantes no llegase a aprender a leer, podría tener acceso a todos los libros del mundo, pero podría aprender de ellos. Al seguir pensando en todo esto, me di cuenta de que la libertad no depende solo de tener tiempo libre, sino de contar con las herramientas necesarias para decidir qué hacer con él. Pero, no se trata únicamente de aprender a leer o escribir, sino de adquirir la capacidad de cuestionar, reflexionar y descubrir nuevas cosas por cuenta propia.
Durante varios semestres en la carrera, en particular en las clases de José Luis, me di cuenta de que en algunas provincias de la sierra todavía hay índices muy altos de analfabetismo. Entonces me preguntaba: ¿pueden esas personas ser realmente libres al tomar sus decisiones, o están obligadas a actuar dentro de las posibilidades que su condición les impone?, aún más, ¿cómo esto influye en una democracia?, ¿cómo tomas plenamente tu decisión al votar? Esto me hizo reflexionar que, si la educación marca tanto la diferencia, de seguro lo mismo ocurre con otros factores: ¿se puede hablar de verdadera libertad sin salud? Me viene a la mente el caso del niño sicario “Cara Sucia”, quien conmocionó al país. Era un pelado que dejó sus estudios para dedicarse a matar, motivado por la necesidad de costear las medicinas de su madre enferma se volvió un gatillero. Su elección se reducía a dos opciones: matar y recibir un pago, o ver a su madre sin tratamiento. En una situación así, ¿de verdad existe la libertad para decidir? Probablemente no, considerando en especial sus condiciones.
No pretendo hacer una apología ni justificar la delincuencia, para nada. Más bien, quiero señalar y hacer caso de cómo las circunstancias pueden limitar enormemente tu capacidad de ser libre.
Además, hablamos de un niño que no siguió en la escuela, que no tuvo la oportunidad de profundizar en su pensamiento o de encontrar alternativas menos dolorosas. De haber continuado sus estudios, tal vez habría aprendido sobre ciudadanía, filosofía o emprendimiento, y quién sabe si eso podría haberle abierto otras opciones. Pero nunca llegó a pasar de décimo grado, y con ello perdió la posibilidad de acceder a esas herramientas que tanto influyen en la libertad de cada uno. Y uno solo puede actuar dentro de lo que uno conoce.
Personalmente me enoja, sobre todo después de haber desarrollado todo este pensamiento, ese criterio que todos somos libres porque todos podemos escoger nuestro propio camino. Cuando todos nos damos cuenta de que no es verdad aquello. Para mí el mundo no sigue ideas, esos absolutos morales solo le dan certeza a gente de delimitada experiencia y sentido de realidad. El idealismo es débil, los factores y presiones externas a los que nos enfrentamos influyen en nosotros, las disparidades materiales son las que dirigen el curso de la historia y las libertades de las personas. ¿O acaso los sudaneses con malnutrición tienen la opción de cambiar su suerte, plenamente con la fuerza de su voluntad?, lo mismo respecto a los palestinos en Gaza que no lograron ser un Estado independiente y resistir a las presiones de la hegemonía más rica de la historia de la humanidad, y cuyo territorio puede volverse en un futuro una “riviera mediterránea”. ¿Qué libertad tienen aquellos árabes los cuales serán obligados a emigrar a Egipto o Jordania? Las capacidades materiales determinan la libertad de las personas. Por eso, cuando se discute sobre la libertad, es importante recordar que esta no florece en el vacío, es más, no es inherente al ser humano, uno es libre por las condiciones en la que se desarrolla. Y en nuestro caso, reconociendo nuestras condiciones, en un país donde medianamente se garantizan los derechos, (salvo en los constantes Estados de excepción) con estudios avanzados, seguro de salud, incluso carro para irnos a donde queramos, tenemos la libertad para hacer lo que queramos. Pero, ¿y el resto? El acceso a la educación, la salud, la alimentación y la vivienda son lujos para muchos, y sobre todo condiciones esenciales para que cada persona pueda desarrollar su potencial y, en consecuencia, decidir su propio rumbo con un verdadero sentido de libertad. Sin esa equidad, la libertad sólo está al alcance de quienes parten con una ventaja, y el mundo se divide en quienes son más libres que otros.
Información del autor
Chris Gross
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